martes, 8 de diciembre de 2009
El ex presidente de Chile Frei Montalva murió envenenado
La corresponsal de Clarín en Chile, Mónica González, detalla con precisión los resultados de la investigación del juez Alejandro Madrid que se conocieron esta semana. El resultado: el ex presidente chileno Eduardo Frei Montalva (1964-1970) murió envenenado por voluntad de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), la policía secreta del dictador Augusto Pinochet.
En el artículo aparece mencionado un nombre del que, en algún momento, habrá que abordar su historia: el químico Eugenio Berríos, también agente de la DINA y cerebro del Proyecto Andrea, iniciativa que hizo efectiva la producción en Chile de armas biológicas como el gas Sarín durante la década del 70.
Asesinado en Uruguay en 1992 (otras versiones hablan de 1993) –presuntamente, por militares chilenos y uruguayos– Berríos se jactaba de poder envenenar el agua de Buenos Aires en apenas dos horas. Corría 1978 y eran tiempos del conflicto por el canal de Beagle. De fuertes vínculos con el narcotráfico, al químico se le reconoce, además, una soberbia habilidad para volver indetectable a drogas como la cocaína.
A continuación, lo publicado por Clarín respecto del ahora comprobado envenenamiento de Frei Montalva:
Chile: arrestan a 4 personas por el asesinato de un ex presidente
Son dos civiles y dos médicos. La Justicia los acusó de haber envenenado, en 1982, a Eduardo Frei Montalva, líder de la oposición a Pinochet y padre del candidato presidencial oficialista. La derecha culpó al gobierno de politizar el caso.
El ex presidente Eduardo Frei Montalva (1964-1970), padre del actual candidato presidencial oficialista y líder de la oposición a Pinochet, quien falleció de un shock séptico sin explicación el 22 de enero de 1982 en una exclusiva clínica de Santiago, fue asesinado por la policía secreta de Augusto Pinochet destruyendo su sistema inmunológico, en un proceso similar al que ocurre con los enfermos de Sida.
Las huellas de Talio y Mostaza nitrogenada que registran sus restos exhumados en diciembre de 2004 ayudaron a destruir su sistema inmunológico, pero el arma química letal principal fue el Tranfer-Factor, producto que no contaba con certificación internacional, traído desde Estados Unidos y que le fue inoculado por vía subcutánea en la Clínica Santa María, donde se operó de una rutinaria operación al hiato en noviembre de 1981.
Esa fue la resolución del juez Alejandro Madrid que provocó un fuerte impacto en Chile no sólo por las implicancias políticas que el dictamen representa a menos de una semana de las elecciones. También porque la resolución revela la magnitud de la fabricación de armas químicas ordenada por Pinochet para eliminar disidentes, en un laboratorio que hasta ahora mantenía un velo secreto inexpugnable.
Madrid hizo público su fallo tras siete años de investigación, basado en más de mil interrogatorios y entrevistas policiales, decenas de pericias científicas en Chile y en el extranjero y más de 400 informes elaborados por un equipo policial de elite que trabaja desde 1999 en la investigación del secuestro y homicidio del químico de la policía secreta de Pinochet (DINA), Eugenio Berríos.
El asesinato de Berríos en 1993, en Uruguay, desencadenó una fuerte crisis institucional en ese país, con una incipiente rebelión militar ya que Berríos huyó de la justicia chilena y fue ocultado por los militares uruguayos quienes también colaboraron en su asesinato. Tres altos oficiales de ese país y tres generales chilenos esperan en la cárcel pronta condena por ese crimen, resuelto por el mismo juez Madrid.
Como autores del homicidio de Frei Montalva fueron encarcelados el doctor Patricio Silva Garín, actual contralor del Hospital Militar; Raúl Lillo, el hombre que dirigió el masivo cerco de espionaje al ex mandatario, jefe operativo de los servicios de seguridad del régimen y luego del Batallón de Inteligencia del Ejército (BIE) en los '90, custodio del químico Berríos en los días en que fue asesinado en Uruguay; y de Luis Becerra, chofer y hombre de confianza de Frei por más de 20 años, agente de la policía, a la que mantenía informada de sus reuniones y conversaciones íntimas.
Como cómplice fue encarcelado el doctor Pedro Valdivia, quien trabajaba paralelamente en la Clínica Santa María y en una clínica del principal organismo represivo de la dictadura. Valdivia espera condena por su participación en el crimen con gas sarín del cabo Manuel Jesús Leyton. Mientras estuvo Frei en la Clínica Santa María, fue visto en múltiples ocasiones en su habitación, siendo éste facultativo quien le avisó a Pinochet de su muerte.
Como encubridores del magnicidio, fueron procesados los doctores Herman Rosemberg Gómez y Sergio Javier González Bombardiere, del Hospital Clínico de la Universidad Católica. Ambos realizaron una secreta e irregular autopsia a los restos de Frei, en la misma habitación donde falleció, la que se ocultó durante 20 años. La investigación demostró que los procedimientos utilizados alteraron cualquier posibilidad de exámenes toxicológicos posteriores que pudieran evidenciar la existencia de sustancias químicas letales inoculadas en su cuerpo.
La resolución de Madrid describe el método que se utilizó para debilitar progresivamente el sistema inmunológico de Frei "por la introducción paulatina de sustancias tóxicas no convencionales, la aplicación de un producto farmacológico no autorizado -'Transfer Factor'- y por la ocurrencia de diversas situaciones anómalas que facilitaron la aparición de bacterias oportunistas ('proteus vulgaris' y 'candida albicans'), que resultaron ser la causa final de su muerte".
El contenido de la resolución abre nuevos aristas sobre episodios pasados determinantes en la política chilena. El doctor Silva Garín también examinó al general René Schneider, víctima de un atentado que buscó impedir que Allende asumiera; y operó al general Augusto Lutz, quien falleció en 1974 de una septicemia similar a la de Frei luego de enfrentarse a Pinochet por la represión de la DINA. Pinochet, en medio de todos sus generales, cerró la discusión así: "Señores generales, la DINA soy yo, ¿alguien más tiene alguna pregunta?".
Cuando Frei -miembro de la entonces influyente Comisión Norte-Sur encabezada por el canciller alemán Willy Brandt- fue asesinado, la miseria y la grave crisis económica hacía estragos en las poblaciones (30% de cesantía), lo que activó la diezmada actividad sindical.
Ya desde 1980, Frei Montalva se había convertido en el líder de la oposición al encabezar el "No" en el plebiscito en el que Pinochet hizo aprobar su Constitución. Fue el único orador en un acto público en el que en primera fila estaba Sebastián Piñera, actual candidato presidencial de la derecha.
Un paro nacional en contra de la dictadura se comenzó a articular en agosto de 1981. A la cabeza, Tucapel Jiménez, líder sindical y Eduardo Frei. Era la primera vez en que líderes socialistas, comunistas y demócrata-cristianos se unían. Frei murió en enero de 1982 y un mes después fue degollado Tucapel Jiménez.
domingo, 6 de diciembre de 2009
El economista de la lengua indígena: Rafael Correa
Sonrisa permanente y el conocimiento técnico a mano. El sueño de un Ecuador sin miseria. Padre de familia. Guitarra y voz. El servicio a la comunidad y las bajas notas en la secundaria.
La alfabetización de indígenas. Hablar en kichwa. La conciencia de la política como medio para cambiar las estructuras. Católico practicante. El deseo de ser presidente a los 8 años.
Rafael Correa.
Los canales 7 y Encuentro, ambos de Argentina, pusieron en pantalla el tercero de una serie de especiales destinados a repasar la vida de los principales presidentes de América latina.
La emisión tuvo como protagonista a Rafael Correa, primer mandatario de Ecuador. A continuación, les dejo cinco videos que contienen todo el especial transmitido el viernes 27 de noviembre.
sábado, 28 de noviembre de 2009
Escuela de las Américas: la fábrica de “contrainsurgencia” sigue trabajando a todo vapor
Pese a lo poco sugerente de su nombre, resulta muy extraño que su legado no haya formado parte de alguna conversación en las últimas décadas. Leopoldo Fortunato Galtieri, Roberto Eduardo Viola, Manuel Noriega, Hugo Banzer, Vladimiro Montesinos, Manuel Contreras, Mohamed Alí Seineldín y Romeo Vázquez Velásquez –cabeza militar del golpe que derribó al gobierno de Manuel Zelaya en Honduras– son algunos de los alumnos que ganaron conocimientos dentro de sus aulas desde 1946 a la fecha.
Rebautizada como Instituto de Cooperación para la Seguridad Hemisférica en el 2001, y amparada en un presupuesto anual superior a los 7,5 millones de dólares, la Escuela de las Américas sigue entrenando fuerzas de seguridad del continente en aspectos como la lucha contra la insurgencia, el rechazo a políticas de corte comunista o socialista, y el alineamiento militar con los Estados Unidos.
Con operaciones en Panamá entre 1946 y 1984, este centro de formación formó a más de 64.000 militares y policías de 23 países de América latina, según reportes periodísticos. Hasta donde se conoce, los egresados de ese establecimiento tuvieron responsabilidad directa en, por ejemplo, el asesinato de 75.000 personas sólo en El Salvador entre 1980 y 1990.
En la actualidad, Colombia aparece como el país de la región que más soldados sigue aportando a las aulas de la Escuela de las Américas. Detrás del estado cafetero, Chile envía anualmente 210 militares para cumplir con el esquema que diera origen a algunas de las figuras más nefastas de la historia latinoamericana. Según el Centro de Estudios Miguel Enríquez (CEME) de Chile, la institución todavía forma a cerca de 1.000 soldados cada año.
En tanto, la ONG School Of The Americas Watch (SOAW), que desde hace más de una década reclama el cierre del centro de formación, asegura que algunos de sus graduados están vinculados con buena parte “de las más horrendas masacres colombianas, incluyendo la masacre de Segovia de 1988, en la cual se asesinaron 43 personas, las masacres de Trujillo con sierras eléctricas, que tuvo lugar entre 1988 y 1991, y la masacre de Riofrío en 1993”.
México es otro de los estados que aportó milicias a la entidad para su perfeccionamiento en la lucha antiterrorista. Pero con un resultado completamente inverso al esperado: la mayoría de los entrenados desertó de las fuerzas especiales aztecas para formar “Los Zetas”, un grupo armado que comenzó dando protección al Cartel del Golfo en 1999 para luego quedarse completamente con el negocio de los narcóticos a base de ejecuciones masivas, atentados y decapitaciones.
Venezuela, Nicaragua, Bolivia, Ecuador, Costa Rica, Argentina y Uruguay, son algunos de los territorios que, de manera gradual, dejaron de mandar contingentes a partir del año 2004.
Trasladada a la ciudad estadounidense de Columbus, estado de Georgia, en 1977, la Escuela de las Américas volvió a trabajar a toda máquina durante la presidencia de Ronald Reagan (1981-1989). Antes de eso, logró su propósito de formar a 600 militares argentinos que tomaron parte del golpe de Estado de 1976.
Las materias que aprobaron los uniformados son, cuanto menos, sugerentes: “Operaciones de contrainsurgencia”, “Contrainsurgencia urbana”, “Operaciones en el monte”, “Interrogatorio militar” y “Oficial sin mando en inteligencia militar”.
Para salir airosos de los diferentes cursos, los militares fueron torturados por sus mismos instructores y, según se supo con posterioridad, los alumnos también se aplicaban tormentos entre sí. El objetivo: ganar práctica para, en una lucha futura, ejecutar con la mayor eficacia los distintos procedimientos de interrogatorio.
El calibre de estos contenidos fue revelado en 1996, cuando la presión de la prensa y diversas organizaciones de derechos humanos norteamericanas obligó al ejército estadounidense a divulgar las modalidades de entrenamiento vigentes en el instituto.
Entre otros detalles se conocieron las prácticas de tortura que, compiladas en un volumen educativo, estuvieron vigentes por alrededor de dos décadas en la Escuela de las Américas. Su denominación: “Manual de entrenamiento para la explotación de recursos humanos” (en inglés, Human Resource Exploitation Training Manual).
Honduras
La influencia de esta estructura de adiestramiento llega hasta estos días, en los que un golpe de Estado en Honduras sorprende a toda la región. Y explica, en buena medida, la escasez de pronunciamientos rotundos que, al respecto, exhibe Barack Obama, presidente estadounidense.
Porque aunque Estados Unidos condena discursivamente la destitución de Manuel Zelaya, primer mandatario hondureño, en lo legal no tomó ninguna medida y hasta continua manteniendo el régimen de asistencia al país de América central.
En esa dirección, resulta cuanto menos interesante la interpretación que (reproducida en el blog del venezolano Esteban Mejías) hace David Brooks, corresponsal en Honduras del diario mexicano La Jornada, sobre el por qué de la postura opaca del gobierno estadounidense:
Para Washington es particularmente delicada esta crisis por su larga y profunda relación con los militares hondureños. Dos de los líderes militares del golpe son egresados de la Escuela de las Américas, la institución de capacitación militar del Pentágono para latinoamericanos, renombrada Instituto para la Cooperación en Seguridad del Hemisferio Occidental.
El general Romeo Orlando Vázquez Velásquez, jefe de las fuerzas armadas de Honduras, quien encabezó el golpe, asistió a la escuela en dos ocasiones, en 1976 y en 1984.
Uno de quienes apoyó el golpe, al renunciar cuando el presidente Zelaya cesó a Vázquez, fue el comandante de la fuerza aérea, general Luis Javier Prince Suazo, estudiante de la Escuela de las Américas en 1996, según información oficial obtenida por School of the Americas Watch (SOAW), agrupación que ha buscado clausurar la institución por sus vínculos con militares que han violado los derechos humanos en sus países, y confirmada por el Pentágono.
Cientos de militares hondureños participan en los programas de capacitación militar estadounidense (casi mil sólo entre 2005 y 2006) y la relación bilateral militar es una de las más extensas en entre los países latinoamericanos. Además, el Pentágono ha mantenido una presencia constante en el país, donde está la sede de su Fuerza de Tarea Conjunta Bravo del Comando Sur, encargada de coordinar ejercicios conjuntos y otros esfuerzos de cooperación castrense con militares de la región centroamericana. Esa instalación, una base de la fuerza aérea hondureña, es compartida con las tropas de ese país.
Honduras fue sede de las operaciones militares y de inteligencia de Estados Unidos en la llamada guerra de los contras en Nicaragua, cuando se le llamaba “procónsul” al embajador estadounidense de ese tiempo, John Negroponte.
Es por toda esta extensa y larga relación militar –como también por el hecho de que Estados Unidos es el primer socio económico de Honduras y fuente de su asistencia económica y militar (el gobierno de Obama programó 68 millones de dólares de asistencia para 2010 a ese país, reveló el Washington Post)– que en esta situación se percibe que Washington tiene la clave para determinar la salida a esta crisis.
Terribles egresados
A la par de este proceso que concierne al ahora, un repaso por algunos de los egresados más amargamente renombrados de la Escuela de las Américas puede aportar una idea más clara de cuánto ha influido su accionar sobre la evolución histórica de la región:
Fotografías: airborneshodan
Rebautizada como Instituto de Cooperación para la Seguridad Hemisférica en el 2001, y amparada en un presupuesto anual superior a los 7,5 millones de dólares, la Escuela de las Américas sigue entrenando fuerzas de seguridad del continente en aspectos como la lucha contra la insurgencia, el rechazo a políticas de corte comunista o socialista, y el alineamiento militar con los Estados Unidos.
Con operaciones en Panamá entre 1946 y 1984, este centro de formación formó a más de 64.000 militares y policías de 23 países de América latina, según reportes periodísticos. Hasta donde se conoce, los egresados de ese establecimiento tuvieron responsabilidad directa en, por ejemplo, el asesinato de 75.000 personas sólo en El Salvador entre 1980 y 1990.
En la actualidad, Colombia aparece como el país de la región que más soldados sigue aportando a las aulas de la Escuela de las Américas. Detrás del estado cafetero, Chile envía anualmente 210 militares para cumplir con el esquema que diera origen a algunas de las figuras más nefastas de la historia latinoamericana. Según el Centro de Estudios Miguel Enríquez (CEME) de Chile, la institución todavía forma a cerca de 1.000 soldados cada año.
En tanto, la ONG School Of The Americas Watch (SOAW), que desde hace más de una década reclama el cierre del centro de formación, asegura que algunos de sus graduados están vinculados con buena parte “de las más horrendas masacres colombianas, incluyendo la masacre de Segovia de 1988, en la cual se asesinaron 43 personas, las masacres de Trujillo con sierras eléctricas, que tuvo lugar entre 1988 y 1991, y la masacre de Riofrío en 1993”.
México es otro de los estados que aportó milicias a la entidad para su perfeccionamiento en la lucha antiterrorista. Pero con un resultado completamente inverso al esperado: la mayoría de los entrenados desertó de las fuerzas especiales aztecas para formar “Los Zetas”, un grupo armado que comenzó dando protección al Cartel del Golfo en 1999 para luego quedarse completamente con el negocio de los narcóticos a base de ejecuciones masivas, atentados y decapitaciones.
Venezuela, Nicaragua, Bolivia, Ecuador, Costa Rica, Argentina y Uruguay, son algunos de los territorios que, de manera gradual, dejaron de mandar contingentes a partir del año 2004.
Trasladada a la ciudad estadounidense de Columbus, estado de Georgia, en 1977, la Escuela de las Américas volvió a trabajar a toda máquina durante la presidencia de Ronald Reagan (1981-1989). Antes de eso, logró su propósito de formar a 600 militares argentinos que tomaron parte del golpe de Estado de 1976.
Las materias que aprobaron los uniformados son, cuanto menos, sugerentes: “Operaciones de contrainsurgencia”, “Contrainsurgencia urbana”, “Operaciones en el monte”, “Interrogatorio militar” y “Oficial sin mando en inteligencia militar”.
Para salir airosos de los diferentes cursos, los militares fueron torturados por sus mismos instructores y, según se supo con posterioridad, los alumnos también se aplicaban tormentos entre sí. El objetivo: ganar práctica para, en una lucha futura, ejecutar con la mayor eficacia los distintos procedimientos de interrogatorio.
El calibre de estos contenidos fue revelado en 1996, cuando la presión de la prensa y diversas organizaciones de derechos humanos norteamericanas obligó al ejército estadounidense a divulgar las modalidades de entrenamiento vigentes en el instituto.
Entre otros detalles se conocieron las prácticas de tortura que, compiladas en un volumen educativo, estuvieron vigentes por alrededor de dos décadas en la Escuela de las Américas. Su denominación: “Manual de entrenamiento para la explotación de recursos humanos” (en inglés, Human Resource Exploitation Training Manual).
Honduras
La influencia de esta estructura de adiestramiento llega hasta estos días, en los que un golpe de Estado en Honduras sorprende a toda la región. Y explica, en buena medida, la escasez de pronunciamientos rotundos que, al respecto, exhibe Barack Obama, presidente estadounidense.
Porque aunque Estados Unidos condena discursivamente la destitución de Manuel Zelaya, primer mandatario hondureño, en lo legal no tomó ninguna medida y hasta continua manteniendo el régimen de asistencia al país de América central.
En esa dirección, resulta cuanto menos interesante la interpretación que (reproducida en el blog del venezolano Esteban Mejías) hace David Brooks, corresponsal en Honduras del diario mexicano La Jornada, sobre el por qué de la postura opaca del gobierno estadounidense:
Para Washington es particularmente delicada esta crisis por su larga y profunda relación con los militares hondureños. Dos de los líderes militares del golpe son egresados de la Escuela de las Américas, la institución de capacitación militar del Pentágono para latinoamericanos, renombrada Instituto para la Cooperación en Seguridad del Hemisferio Occidental.
El general Romeo Orlando Vázquez Velásquez, jefe de las fuerzas armadas de Honduras, quien encabezó el golpe, asistió a la escuela en dos ocasiones, en 1976 y en 1984.
Uno de quienes apoyó el golpe, al renunciar cuando el presidente Zelaya cesó a Vázquez, fue el comandante de la fuerza aérea, general Luis Javier Prince Suazo, estudiante de la Escuela de las Américas en 1996, según información oficial obtenida por School of the Americas Watch (SOAW), agrupación que ha buscado clausurar la institución por sus vínculos con militares que han violado los derechos humanos en sus países, y confirmada por el Pentágono.
Cientos de militares hondureños participan en los programas de capacitación militar estadounidense (casi mil sólo entre 2005 y 2006) y la relación bilateral militar es una de las más extensas en entre los países latinoamericanos. Además, el Pentágono ha mantenido una presencia constante en el país, donde está la sede de su Fuerza de Tarea Conjunta Bravo del Comando Sur, encargada de coordinar ejercicios conjuntos y otros esfuerzos de cooperación castrense con militares de la región centroamericana. Esa instalación, una base de la fuerza aérea hondureña, es compartida con las tropas de ese país.
Honduras fue sede de las operaciones militares y de inteligencia de Estados Unidos en la llamada guerra de los contras en Nicaragua, cuando se le llamaba “procónsul” al embajador estadounidense de ese tiempo, John Negroponte.
Es por toda esta extensa y larga relación militar –como también por el hecho de que Estados Unidos es el primer socio económico de Honduras y fuente de su asistencia económica y militar (el gobierno de Obama programó 68 millones de dólares de asistencia para 2010 a ese país, reveló el Washington Post)– que en esta situación se percibe que Washington tiene la clave para determinar la salida a esta crisis.
Terribles egresados
A la par de este proceso que concierne al ahora, un repaso por algunos de los egresados más amargamente renombrados de la Escuela de las Américas puede aportar una idea más clara de cuánto ha influido su accionar sobre la evolución histórica de la región:
- Manuel Noriega: líder de un gobierno militar en Panamá entre 1983 y 1989. Impulsó una dictadura que dejó al país inmerso en una profunda crisis económica y social. Ex colaborador de la CIA, culminó siendo derrocado por una invasión militar estadounidense (1989). Juzgado en la nación que lo promovió como presidente panameño, cumple una condena por presuntos vínculos con el narcotráfico.
- Hugo Banzer: general que gobernó Bolivia primero a través de una dictadura (1971-1978), y luego a través de las urnas (1997-2001). Wikipedia entrega una descripción de su accionar al frente del Ejecutivo boliviano que no deja margen a la duda: “Fue dictador por siete años, dejando incontables denuncias de violaciones a los derechos humanos, una de las deudas externas más grandes que tuvo Bolivia y su gobierno perpetró los actos de corrupción más deplorables de la historia boliviana”.
- Elías Wessin y Wessin: militar dominicano que encabezó el golpe que terminó con el gobierno democrático de Juan Bosch en 1963. De activa participación en la guerra civil local (1965), Wessin y Wessin luchó hasta cercenar toda posibilidad de reimplantar la vigencia de la constitución dominicana de 1963.
- Manuel Contreras: creador y máxima autoridad de la DINA (Dirección de Inteligencia Nacional), la policía secreta que operó en Chile durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990). El organismo concretó más de 1.200 asesinatos entre 1974 y 1977. Condenado por múltiples violaciones a los derechos humanos, a Contreras se le atribuye el atentado que, perpetrado en Buenos Aires y en el marco del Operativo Cóndor, mató al ex jefe del Ejército de Chile, Arturo Prats, el 30 de septiembre de 1974.
- Roberto Eduardo Viola: militar que ocupó el cargo de presidente de la República Argentina (entre marzo y diciembre de 1981) durante la dictadura que gobernó entre 1976 y 1983, y que dejó como legado una profunda crisis económica, miles de muertos y perseguidos, y alrededor de 30.000 desaparecidos.
- Roberto d’Aubuisson Arrieta: cabeza visible de la agencia de inteligencia salvadoreña ANSESAL durante la década del 70 y organizador de escuadrones de la muerte que concretaron asesinatos como el de Oscar Amulfo Romero (1980), arzobispo de San Salvador.
- Héctor Gramajo: general y ex Ministro de Defensa de Guatemala a mediados de los 80. Ordenó la persecución selectiva de líderes indígenas y religiosos. Murió el 12 de marzo de 2004 en su país producto del ataque de un enjambre de abejas africanas.
- Vladimiro Montesinos: militar, agente de la CIA y luego responsable del servicio de inteligencia de Perú durante la década en la que ocupó la presidencia Alberto Fujimori (1990-2000). Por estos días en prisión, está acusado de represión política, venta ilegal de armas, vínculos con el narcotráfico, y atentados contra la democracia, entre otros delitos.
- Leopoldo Fortunato Galtieri: militar argentino que, en tanto integrante de la Junta Militar que gobernó el país a partir de 1976, ocupó la presidencia entre 1981 y 1982. Responsable de la Guerra de Malvinas contra el Reino Unido, que culminó con una derrota para la Argentina y un saldo de 907 muertos y cerca de 2.000 heridos entre británicos y argentinos. En su corto desempeño al frente del Ejecutivo impulsó medidas que, diseñadas por el economista Roberto Alemann y basadas en el congelamiento de los salarios y el permanente recorte del gasto público, incrementaron la depresión económica que ya sufría el país en ese momento.
- Santiago Martín Rivas: líder del Grupo Colina, un escuadrón de la muerte que operó durante la presidencia de Alberto Fujimori en Perú, y al que se le acusa de concretar numerosas masacres y atentados. Se estima que perpetró alrededor de 50 asesinatos entre estudiantes, sindicalistas, y cualquier persona que fuera sospechada de participar en actividades terroristas en el país andino.
- Gregorio Álvarez: militar uruguayo que protagonizó el golpe de Estado de 1973 y ocupó la presidencia entre 1981 y 1985. Fue jefe del Esmaco, un organismo que tuvo como función el desarrollo de acciones antiguerrilleras. Fomentó el intercambio de prisioneros con la dictadura argentina en el marco del Plan Cóndor. En noviembre fue hallado culpable de la muerte y desaparición de 37 personas en la etapa en que comandó al ejército uruguayo.
- Mohamed Alí Seineldín: militar argentino que se sublevó en dos ocasiones contra el gobierno democrático que presidió Raúl Alfonsín (1983-1989). El 4 de diciembre de 1988 lideró el alzamiento del cuartel de Villa Martelli, que culminó con 3 personas muertas y más de 40 heridos. El 3 de diciembre de 1990 encabezó una rebelión militar contra el gobierno de Carlos Menem (1989-1999) que concluyó con 14 muertos y decenas de heridos. Ex combatiente de Malvinas –donde sus subordinados ponderaron su valor–, Seineldín organizó la Unidad Especial Antisubversiva que operó en la Argentina en momentos en que se desarrollaba el Mundial de fútbol de 1978.
Hasta aquí, algunas de las identidades que exportaron a sus respectivos países las directrices aportadas por los instructores de la Escuela de las Américas. Por el momento, Estados Unidos no ha dado señales de avanzar hacia una eventual desarticulación del centro de adiestramiento.
Como pocas veces en la historia, quedará en manos de los gobiernos América latina, entonces, la responsabilidad de cercenar el lazo que une a esta fábrica de “contrainsurgencia” con la región desde hace más de 60 años.
Patricio Eleisegui
Fotografías: airborneshodan
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jueves, 26 de noviembre de 2009
Cuba y los símbolos nacionales
Muy interesante la concepción de los símbolos nacionales en Cuba. Lourdes Pérez Navarro, periodista del diario Granma, arroja una serie de precisiones sobre el origen y la forma de honrar la bandera, el escudo y el himno patrio en el país caribeño.
Paso a compartirlo:
La bandera de la estrella solitaria, el himno de Bayamo y el escudo de la palma real son símbolos nacionales, los que han presidido por más de cien años las luchas por la independencia, por los derechos del pueblo y por el progreso social. Así lo establece la Constitución de la República de Cuba.
Al respecto están en vigor la Ley 42 de 1983, "De los símbolos nacionales", y el Decreto 143 de 1988, su Reglamento. Estos precisan con exactitud el diseño de sus atributos, a fin de que expresen con la máxima fidelidad histórica el sentido de su representación y su significación para la Patria.
El himno de Bayamo
Formado por la letra y la música compuestas por Pedro Figueredo Cisneros, y cantado en su forma original por el pueblo cubano el 20 de octubre de 1868 al ser tomada la ciudad de Bayamo, el himno se podrá ejecutar de forma instrumental, en aria o coral, con instrumentación o no. Los presentes, si estuvieran sentados, deberán ponerse de pie, descubrirse y adoptar la posición de firmes, de frente hacia el lugar de honor.
Se prohíbe ejecutarlo en actividades recreativas, fiestas particulares, como medio de propaganda; en las series, campeonatos, competencias y torneos nacionales de las distintas disciplinas deportivas salvo al inicio y clausura de estos; y en parte ni como parte de ninguna otra composición.
La bandera y el escudo
La bandera de la estrella solitaria no se inclinará ante otra bandera, insignia o persona alguna, disponen las legislaciones mencionadas. Cuando se ice o despliegue junto a las de otras naciones, deberá ondear en asta separada y a la misma altura; y se izará y arriará a la misma vez que las otras. En las premiaciones de las competencias deportivas, su uso estará regido por la práctica universal.
Su confección y empleo están regulados en las normativas. Especifican que siempre deberá izarse vigorosamente hasta el tope del asta —excepto días de duelo nacional u oficial, que quedará a la mitad—, y se arriará lenta y solemnemente, cuidando de no tocar el suelo, agua u objeto que esté debajo de ella; luego recogida y doblada. No deberá elevarse antes de la salida del sol, ni mantenerse ahí después de su puesta.
Está prohibido su uso en distintivos o anuncios, como parte del vestuario; pintada, grabada o dibujada en los vehículos (excepto en aeronaves); como réplica en cualquier material con propósitos ornamentales o comerciales; para cubrir tribunas, mesas para presidir actos o frente de plataformas; ni en forma de telón, colgadura o lienzo que le impida desplegarse libremente, a menos que se use para cubrir sarcófagos. Sobre ella no se podrá escribir, pintar o colocar objeto ni figura de ninguna clase.
El escudo de la palma real (foto, derecha), por su parte, podrá utilizarse en la fachada principal de los edificios de los órganos y organismos del Estado y en los de sus representaciones, y en los de las sedes diplomáticas, consulares y demás oficinas de Cuba en el exterior. También detrás de la presidencia cuando se realicen actividades estatales y oficiales; impreso o grabado en monedas de curso legal y en sellos del correo nacional, y como parte de los uniformes de las instituciones armadas de la defensa y del interior.
Uso en las instituciones docentes
La Ley 42 y su Reglamento disponen que diariamente, a la hora del matutino, la bandera sea izada por los alumnos merecedores de ese honor. El himno se cantará todos los días lectivos, al dar inicio a los actos de conmemoraciones nacionales e ingreso de pioneros y en otras actividades de índole patriótico-militar. El escudo deberá colocarse en lugar principal y visible del centro escolar.
Será responsabilidad de las instituciones docentes, desde círculos infantiles hasta sedes universitarias, que los estudiantes observen habitualmente lo establecido en relación con los símbolos nacionales, y los honren como uno de los deberes esenciales.
Que estén conscientes de que al hacerlo rinden el homenaje más elevado a los héroes y mártires de la Patria, y a los que han servido a la nación en las trincheras de las ciencias, la cultura y el deporte.
martes, 24 de noviembre de 2009
El aymara que le hizo caso a los sueños: Evo Morales
Cuatro hermanos muertos por la miseria.
Casita de adobe y techo de paja.
Desayuno, almuerzo, merienda y cena: maíz.
Peón de la zafra en la Argentina.
Devorador de cáscaras de naranja.
Sindicalista.
Cocalero.
Primer presidente de América proveniente de una comunidad originaria en 500 años.
Nacionalista del petróleo y el gas.
Fundador de universidades indígenas.
Héroe de los campesinos pobres tras la estatización de los latifundios.
Evo Morales.
Los canales 7 y Encuentro, ambos de Argentina, pusieron en pantalla el segundo de una serie de especiales destinados a repasar la vida de los principales presidentes de América latina.
La emisión tuvo como protagonista a Evo Morales, primer mandatario de Bolivia. A continuación, les dejo cuatro videos que contienen todo el especial transmitido el viernes 20 de noviembre.
sábado, 21 de noviembre de 2009
El Pishtaco ataca de nuevo
Alto, rubio y de ojos claros a partir de la conquista española. Cobrizo, tatuado y pelilargo, en el período prehispánico. Empleado de grandes corporaciones industriales, etnia rival o, incluso, sacerdote. En su momento, a todos la calificación les ha sentado bien.
El Pishtaco o Nakaq (del quechua “pishay”, algo así como “cortar en tiras”) es uno los mitos populares más añejos de Perú. Exhibido como un asesino a sueldo o un bandolero –siempre de origen extranjero– el Pishtaco se caracteriza por ejercer una actividad en particular: asesina a hombres y mujeres para luego quitarles la grasa.
El material extraído tiene como destino el aparato industrial de una determinada empresa o, en caso de tratarse de un delincuente independiente, resulta vendido al mejor postor. Las tradiciones que lo mencionan comentan, además, que el Pishtaco suele comer la carne sobrante bajo la forma de chicharrones.
Solitario, capaz de suicidarse si resulta capturado por las fuerzas de seguridad, el Pishtaco deambula por caminos poco transitados, por lo general en zonas montañosas y alejadas de las grandes ciudades, y tiene en el cuchillo a su principal herramienta de trabajo.
Hábil para el degüello y el posterior desmembramiento de sus víctimas, el Pishtaco no ataca por placer, y en Perú tiene entre sus presas preferidas a los viajeros, los indígenas, y a las personas en situación de indigencia.
Por supuesto, el mito tiene múltiples interpretaciones. Para algunos estudiosos del folclore peruano, no hace más que simbolizar la depredación que desde épocas de la conquista sufre el país sudamericano a manos del “opresor extranjero”.
Para otros, el Pishtaco fue y es real, y se trata de un siniestro personaje que, contratado por petroleras, fabricantes de aviones, y gigantes de la cosmética mundial, opera en Perú recolectando la preciada materia prima. Por supuesto, siempre con la connivencia del gobierno local de turno.
En instancias previas a la llegada del español al continente, los quechuas apelaban a la figura para definir a los asesinos que, enviados por etnias rivales, atacaban periódicamente las aldeas para sembrar el pánico entre los sectores no guerreros.
En Perú, al Pishtaco también se lo relaciona con otro mito: el Kharisiri, una suerte de brujo capaz de corporizarse bajo cualquier forma para, acto seguido, robarle grasa y sangre a los humanos. En la literatura peruana pueden ubicarse rastros de este bandolero en textos como Lituma de los Andes, la novela de Mario Vargas Llosa.
Hasta aquí, la caracterización del recolector de grasa a través del tiempo. Pero como puede apreciarse, en ningún momento dejé afuera la posibilidad de que el temido Pishtaco cuente con una versión actual.
¿Por qué digo esto? Basta repasar las líneas de un artículo publicado esta semana por el diario peruano El Comercio para, de alguna manera, entender hasta que punto las leyendas a veces suelen contar con una copiosa dosis de realidad:
Traficantes mataban y vendían la grasa humana a 15 mil dólares el litro
Hilario Cudeña Simón, Segundo Castillejos Agüero, Marcos Veramendi Príncipe y Enadina Estela Claudio fueron detenidos el lunes en Huánuco por los delitos de homicidio por lucro y asociación ilícita para delinquir en agravio del Estado.
El jefe de la Dirincri, Eusebio Félix Murga, confirmó que dichos sujetos llevaban a sus víctimas a lugares solitarios con engaños, donde las decapitaban y luego las trasladaban a laboratorios para extraerles la grasa. A veces incluso armaban ellos mismos unos laboratorios rudimentarios.
“La grasa la sustraían del tórax y de los muslos”, dijo Félix Murga.
Los integrantes de la banda conocida como ‘Los Pishtacos’ son sindicados de haber asesinado a 60 campesinos en Huánuco y Pasco y luego vender su grasa por un precio de 15 mil dólares el litro, con destino a Europa.
“Por la cantidad de grasa que han comercializado podemos indicar que son muchas las víctimas. Las investigaciones siguen porque muchas personas no denuncian las desapariciones de sus allegados”, manifestó el jefe de la Dirincri.
Según la Policía, los detenidos reconocieron que desde hace 30 años aproximadamente realizan estos delitos.
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